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Trabajo artesanal
Desde que empecé a coser he experimentado una evolución que me ha hecho cambiar el punto de vista sobre la confección, ahora valoro de otra manera todo el esfuerzo de creación de una pieza. También me hace gracia la ligereza con la que normalmente se valora el trabajo artesanal, supongo que la misma ligereza con la que yo misma la valoraba antes de iniciarme con el hilo y la aguja.
Cuando empecé a hacer mercados, me encontraba gente que pensaba que confeccionar ropa no cuesta nada, que todo les parece caro y que tenemos que vender las piezas al precio de una fábrica de Bangla Desh. Esto me hacía (y me hace) coger aire e intentar explicar que confeccionar una pieza requiere unos materiales y necesita un tiempo para ser hecha.
Evidentemente, en una tienda de barrio tengo precios ajustados, que si tuviera que contar el tiempo dedicado a cada pieza y repercutirlo en el precio seguramente no vendería ni media pieza.
Pero a veces pasa justo lo contrario, que entra alguien a la tienda que valora este trabajo y expresa su admiración, entonces no puedo estar más contenta, la autoestima me sube hasta el infinito y me recuerda que el camino iniciado es el bueno, que todos los esfuerzos tienen recompensa (aunque a veces nos cueste creerlo) y que por fin estoy en el sitio donde profesionalmente quería estar.